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ISAÍAS 60:1-22

ISAÍAS 60:1-22 RV2020

¡Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz y la gloria del Señor ha nacido sobre ti! Porque las tinieblas cubrirán la tierra y la oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá el Señor y sobre ti será vista su gloria. Las naciones caminarán a tu luz y los reyes al resplandor de tu amanecer. Alza tus ojos alrededor y mira: todos estos se han juntado, vienen hacia ti. Tus hijos vendrán de lejos y a tus hijas las traerán en brazos. Entonces lo verás y resplandecerás. Se maravillará y ensanchará tu corazón porque se habrá vuelto a ti la abundancia del mar y las riquezas de las naciones habrán llegado hasta ti. Multitud de camellos te cubrirá, y dromedarios de Madián y de Efa. Vendrán todos los de Sabá cargados de oro e incienso, y publicarán las alabanzas del Señor. Todo el ganado de Cedar será reunido para ti; carneros de Nebaiot estarán a tu servicio. Serán una ofrenda agradable sobre mi altar, y daré esplendor a la casa de mi gloria. ¿Quiénes son estos que vuelan como nubes y como palomas a sus ventanas? Ciertamente, en mí esperarán los de las costas, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre del Señor tu Dios y al Santo de Israel, que te ha glorificado. Extranjeros edificarán tus muros y sus reyes estarán a tu servicio, porque en mi ira te castigué, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia. Tus puertas estarán de continuo abiertas: no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos hasta ti sus reyes, porque la nación o el reino que no quiera servirte, perecerá; del todo será asolado. La gloria del Líbano vendrá a ti: cipreses, pinos y bojes juntos, para embellecer el lugar de mi santuario; y yo glorificaré el lugar donde poso mis pies. Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y a las plantas de tus pies se encorvarán todos los que te despreciaban, y te llamarán «Ciudad del Señor», «Sion del Santo de Israel». En vez de estar abandonada y aborrecida, tanto que nadie transitaba por ti, haré que tengas renombre eterno, que seas la alegría de todas las generaciones. Te alimentarás con la leche de las naciones, con la riqueza de los reyes te nutrirás; y sabrás que yo, el Señor, soy tu Salvador, tu Redentor, el Fuerte de Jacob. En vez de bronce traeré oro, y plata en lugar de hierro; bronce en lugar de madera, y hierro en lugar de piedras. Te daré la paz por magistrado, y la justicia por gobernante. Nunca más se hablará de violencia en tu tierra, ni de ruina o destrucción en tu territorio, sino que llamarás «Salvación» a tus muros, y a tus puertas «Alabanza». El sol nunca más te servirá de luz para el día ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que el Señor será tu luz eterna y tu Dios será tu esplendor. No se pondrá jamás tu sol ni menguará tu luna, porque el Señor será tu luz eterna y los días de tu luto se habrán cumplido. Todo tu pueblo, todos ellos, serán justos. Para siempre heredarán la tierra; serán los renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme. El pequeño llegará a ser un millar; del menor saldrá un pueblo poderoso. Yo el Señor, a su tiempo haré que esto se cumpla pronto.