ISAÍAS 49:8-26
ISAÍAS 49:8-26 RV2020
Así dijo el Señor: En tiempo favorable te he oído, en el día de salvación te he ayudado. Te guardaré y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades; para que digas a los presos: «¡Salid!», y a los que están en tinieblas: «¡Mostraos!». En los caminos serán apacentados y en todas las alturas tendrán sus pastos. No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará y los conducirá a manantiales de aguas. Convertiré en camino todos mis montes y mis calzadas serán niveladas. Estos vendrán de lejos: unos del norte y del occidente, y otros de la tierra de Sinim. ¡Cantad, cielos, alabanzas, y alégrate, tierra! ¡Montes, prorrumpid en alabanzas, porque el Señor ha consolado a su pueblo y de sus pobres tendrá misericordia! Pero Sion ha dicho: «Me ha dejado el Señor, el Señor se ha olvidado de mí». ¿Se olvidará la mujer de lo que ha dado a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? ¡Aunque ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de ti! En las palmas de las manos te tengo esculpida; tus muros están siempre delante de mí. Tus edificadores vendrán aprisa; tus destructores y asoladores se marcharán. Alza tus ojos alrededor, y mira: todos estos se han reunido y vienen a ti. Te prometo, dice el Señor, que a todos llevarás como adorno de tus vestidos, y te ceñirás con ellos como una novia. Porque tu tierra devastada, arruinada y desierta, ahora será estrecha para la multitud de tus habitantes, y tus destructores serán apartados lejos. Aun los hijos de tu orfandad dirán a tus oídos: «Estrecho es para mí este lugar; apártate, para que yo viva en él». Y dirás en tu corazón: «¿Quién me engendró a estos?, porque yo había sido privada de hijos y estaba sola, peregrina y desterrada. ¿Quién crió a estos? Puesto que yo me había quedado sola, ¿dónde estaban estos, entonces?». Así ha dicho el Señor: Yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera; traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros. Reyes serán tus ayos, y sus reinas, tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra se postrarán ante ti y lamerán el polvo de tus pies. Conocerás entonces que yo soy el Señor y que no se avergonzarán los que esperan en mí. ¿Será quitado el botín al valiente? ¿Será rescatado el que es cautivo de un tirano? Pero así dice el Señor: Quizás el cautivo sea rescatado del valiente y el botín sea arrebatado al tirano, pero yo defenderé tu pleito y salvaré a tus hijos. Y a los que te despojaron haré comer sus propias carnes, y con su sangre serán embriagados como con vino. Entonces, todos sabrán que yo, el Señor, soy tu Salvador y tu Redentor, el Fuerte de Jacob.