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HEBREOS 2:1-18

HEBREOS 2:1-18 RV2020

Por tanto, es necesario que prestemos más atención a las cosas que hemos oído, no sea que nos extraviemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primero por el Señor, y los que la oyeron nos la confirmaron. Dios mismo ha dado testimonio de ella a través de señales, prodigios, diversos milagros y dones distribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad. Porque Dios no puso bajo el dominio de los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando. Al contrario, en la Escritura alguien dice: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que lo visites? Lo hiciste un poco menor que los ángeles, lo coronaste de gloria y de honra y lo pusiste sobre las obras de tus manos. Todo lo sujetaste debajo de sus pies . Esto quiere decir que si Dios puso todas las cosas debajo de sus pies, entonces no dejó nada que no esté bajo su dominio. Sin embargo, todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra a causa de la muerte que padeció. Dios, en su gracia, quiso que experimentara la muerte en favor de todos. Convenía que Dios, por quien existen todas las cosas y por quien todas las cosas subsisten, perfeccionara por medio de las aflicciones al autor de la salvación de ellos, para llevar muchos hijos a la gloria. Porque tanto el que santifica como los que son santificados, proceden del mismo Padre. Por eso él no se avergüenza de llamarlos hermanos, cuando dice: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré . Y otra vez dice: Yo confiaré en él. Y de nuevo: Aquí estoy yo con los hijos que Dios me dio . Así que, lo mismo que los hijos han compartido una misma carne y sangre, Jesús también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. De este modo liberó a todos los que, por el temor de la muerte, estaban durante toda la vida sometidos a esclavitud. Pues es evidente que no vino a socorrer a los ángeles, sino a los descendientes de Abrahán. Por eso debía ser en todo semejante a sus hermanos, para poder ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en el servicio de Dios para expiar los pecados del pueblo. Precisamente porque él mismo padeció al ser tentado, ahora es poderoso para socorrer a los que son tentados.

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