HEBREOS 12:3-11
HEBREOS 12:3-11 RV2020
Considerad a aquel que sufrió contra sí mismo tanta hostilidad de parte de los pecadores, para que el cansancio y el desánimo no se apoderen de vosotros. Pues aún no habéis tenido que resistir hasta derramar sangre en vuestra lucha contra el pecado; y ya habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, cuando se dice: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor ni desmayes cuando eres reprendido por él, porque el Señor disciplina al que ama, y castiga a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿acaso hay algún hijo a quien el padre no discipline? Pero si se os deja sin la disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces ya no sois hijos legítimos, sino ilegítimos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los respetábamos. ¿No debemos, con mucha más razón, someternos al Padre de los espíritus, y así vivir? Nuestro padres terrenales nos disciplinaban por poco tiempo, según a ellos les parecía; pero Dios nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina, al momento de recibirla, resulta ser causa de alegría, sino de tristeza. Pero después produce frutos de paz y de justicia para aquellos que han sido instruidos por ella.