GÉNESIS 24:33-67
GÉNESIS 24:33-67 RV2020
Luego le pusieron delante qué comer; pero él dijo: —No comeré hasta que haya dicho mi mensaje. —Habla —dijo Labán. Y el hombre replicó: —Soy criado de Abrahán. El Señor ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos. Sara, mujer de mi amo, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a él todo cuanto tiene. Mi amo me hizo jurar: «No tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito, sino que irás a la casa de mi padre, a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo». Yo dije: «Quizá la mujer no quiera seguirme». Entonces él me respondió: «El Señor, en cuya presencia he andado, enviará contigo su ángel y prosperará tu camino; y tomarás para mi hijo mujer de mi familia y de la casa de mi padre. Entonces quedarás libre de mi juramento, cuando hayas llegado a mi familia: si no te la dan, quedarás libre de mi juramento». Llegué, pues, hoy a la fuente y dije: «Señor, Dios de mi señor Abrahán, si tú has de prosperar ahora el camino por el cual ando, permite que, mientras estoy junto a la fuente de agua, la muchacha que salga a buscar agua y a quien yo diga: “Dame de beber, te ruego, un poco de agua de tu cántaro”, y ella me responda: “Bebe tú, y también para tus camellos sacaré agua”, sea esta la mujer que ha destinado el Señor para el hijo de mi señor». Antes de que acabara de hablar en mi corazón, vi a Rebeca que salía con su cántaro sobre el hombro; descendió a la fuente, y sacó agua. Entonces le dije: «Te ruego que me des de beber». Ella, al instante, bajó su cántaro del hombro y dijo: «Bebe, y también a tus camellos daré de beber». Yo bebí, y dio también de beber a mis camellos. Entonces le pregunté: «¿De quién eres hija?». Ella respondió: «Soy hija de Betuel hijo de Nacor, el hijo que le dio Milca». Le puse, pues, un pendiente en la nariz, y brazaletes en los brazos. Luego me incliné, adoré al Señor y bendije al Señor, Dios de mi señor Abrahán, que me había guiado por un camino recto para tomar a la hija del hermano de mi señor para su hijo. Ahora, pues, decidme si vais a mostrar lealtad y fidelidad a mi amo; y si no, decídmelo también, para que pueda actuar en consecuencia. Entonces Labán y Betuel respondieron: —Del Señor ha salido esto; no podemos hablarte ni mal ni bien. Ahí está Rebeca, delante de ti: tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como lo ha dicho el Señor. Cuando el criado de Abrahán oyó estas palabras, se inclinó a tierra ante el Señor. Después sacó el criado alhajas de plata, alhajas de oro y vestidos, y los dio a Rebeca; también dio cosas preciosas a su hermano y a su madre. Luego comieron y bebieron, él y los hombres que venían con él, y pasaron allí la noche. Por la mañana, al levantarse, el criado dijo: —Enviadme a mi señor. Pero el hermano y la madre de Rebeca respondieron: —Espere la muchacha con nosotros al menos diez días, y después irá. Él les dijo: —No me detengáis, ya que el Señor ha prosperado mi camino; despachadme para que regrese donde está mi señor. Ellos respondieron entonces: —Llamemos a la muchacha y preguntémosle. Llamaron, pues, a Rebeca y le preguntaron: —¿Irás tú con este hombre? Ella respondió: —Sí, iré. Entonces dejaron ir a su hermana Rebeca, a su nodriza y también al criado de Abrahán y a sus hombres. Y bendijeron a Rebeca con estas palabras: Hermana nuestra, sé madre de millares de millares, y conquisten tus descendientes la puerta de sus enemigos. Rebeca y sus doncellas se levantaron, montaron en los camellos y siguieron al hombre. Así, pues, el criado tomó a Rebeca y se fue. Mientras tanto, Isaac había vuelto del pozo del «Viviente-que-me-ve», pues habitaba en el Neguev. Había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde, y alzó sus ojos y vio los camellos que venían. Rebeca también alzó sus ojos, vio a Isaac y descendió del camello, pues había preguntado al criado: —¿Quién es ese hombre que viene por el campo hacia nosotros? Y el criado había respondido: —Este es mi señor. Tomó ella entonces el velo y se cubrió. El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho. Luego Isaac la trajo a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer y la amó. Así se consoló Isaac de la muerte de su madre.