2 PEDRO 2:9-20
2 PEDRO 2:9-20 RV2020
Esto muestra que el Señor sabe librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio; sobre todo a aquellos que se dejan llevar por apetencias carnales, andan en deseos impuros obscenos y desprecian la autoridad del Señor. Atrevidos y arrogantes, no temen hablar mal de los poderes superiores. En cambio, los ángeles, que son mayores en fuerza y en poder, no se atreven a difamarlos en presencia del Señor. Esos hombres hablan mal de cosas que no entienden, son como animales irracionales destinados a ser atrapados y muertos, por eso, su propia corrupción los destruirá, y recibirán la recompensa que merece el daño que hacen. Consideran que la felicidad consiste en satisfacer sus placeres a plena luz del día. Son gente inmunda y viciosa, que se deleitan en sus errores mientras comen con vosotros. Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las personas inconstantes; tienen el corazón habituado a la codicia y son hijos de maldición. Han dejado el camino recto y se han extraviado para seguir el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad y fue reprendido por su iniquidad: una bestia de carga, incapaz de hablar, sobre la cual iba sentado, habló con voz humana y refrenó la locura del profeta. Esos hombres son fuentes sin agua y nubes empujadas por torbellino de viento, para quienes está reservada para siempre la oscuridad de las tinieblas. Por medio de palabras arrogantes y vacías alientan las pasiones y los deseos carnales de quienes apenas acaban de escapar de los que viven en el error. Les prometen libertad, cuando ellos mismos son esclavos de la corrupción; pues el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. Si estos, que se habían escapado de la contaminación del mundo por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, se dejan de nuevo enredar y vencer por esa contaminación, su último estado viene a ser peor que el primero.