1 SAMUEL 16:2-23
1 SAMUEL 16:2-23 RV2020
Samuel preguntó: —¿Cómo iré? Si Saúl lo supiera, me mataría. El Señor respondió: —Toma contigo una becerra de la vacada, y di: «A ofrecer sacrificio al Señor he venido». Invita a Isaí al sacrificio y yo te enseñaré lo que has de hacer; me ungirás al que yo te diga. Hizo, pues, Samuel como le dijo el Señor. Luego que él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirlo con temor, y le preguntaron: —¿Es pacífica tu venida? —Sí, vengo a ofrecer un sacrificio al Señor; santificaos y venid conmigo al sacrificio —respondió él. Luego santificó él a Isaí y a sus hijos, y los invitó al sacrificio. Aconteció que cuando ellos vinieron, vio él a Eliab, y se dijo: —Ciertamente delante del Señor está su ungido. Pero el Señor replicó a Samuel: —No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque el Señor no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón. Entonces llamó Isaí a Abinadab y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: —Tampoco a este ha escogido el Señor. Hizo luego pasar Isaí a Sama. Pero Samuel dijo: —Tampoco a este ha elegido el Señor. Hizo luego pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: —El Señor no ha elegido a estos. Entonces dijo Samuel a Isaí: —¿Son estos todos tus hijos? Isaí respondió: —Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: —Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí. Envió, pues, por él, y lo hizo entrar. Era rubio, de hermosos ojos y de buen parecer. Entonces el Señor dijo: —Levántate y úngelo, porque este es. Samuel tomó el cuerno del aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. A partir de aquel día, vino sobre David el espíritu del Señor. Se levantó luego Samuel y regresó a Ramá. El espíritu del Señor se apartó de Saúl, y un espíritu malo de parte del Señor lo atormentaba. Y los criados de Saúl le dijeron: —Mira, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta. Ordene, pues, nuestro señor a tus siervos que están en tu presencia, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, toque con su mano y tengas alivio. Saúl respondió a sus criados: —Buscadme ahora, pues, a alguno que toque bien, y traédmelo. Entonces uno de los criados respondió: —He visto a un hijo de Isaí de Belén que sabe tocar; es valiente y vigoroso, hombre de guerra, prudente en sus palabras, hermoso, y el Señor está con él. Entonces Saúl envió mensajeros a Isaí, que le dijeron: —Envíame a tu hijo David, el que está con las ovejas. Y tomó Isaí un asno cargado de pan, una vasija de vino y un cabrito, y lo envió a Saúl por medio de David, su hijo. David se presentó ante Saúl y se puso a su servicio. Saúl lo amó mucho y lo hizo su paje de armas. Luego mandó decir a Isaí: —Te ruego que David se quede conmigo, pues ha hallado gracia en mis ojos. Así, cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y la tocaba. Saúl se aliviaba y se sentía mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.