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1 SAMUEL 15:1-21

1 SAMUEL 15:1-21 RV2020

Un día Samuel dijo a Saúl: —El Señor me envió a que te ungiera rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, escucha las palabras del Señor. Así ha dicho el Señor de los ejércitos: «Yo castigaré lo que Amalec hizo a Israel, al impedirle el paso cuando subía de Egipto. Ve, pues, hiere a Amalec, destruye todo lo que tiene y no te apiades de él; mata hombres, mujeres y niños, aun los de pecho, y vacas, ovejas, camellos y asnos». Saúl convocó, pues, al pueblo y les pasó revista en Telaim: doscientos mil de a pie y diez mil hombres de Judá. Vino Saúl a la ciudad de Amalec y puso una emboscada en el valle. Entonces dijo Saúl a los ceneos: —Marchaos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel cuando subían de Egipto. Se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec. Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto. Capturó vivo a Agag, rey de Amalec, y a todo el pueblo lo mató a filo de espada. Pero Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; pero destruyeron todo lo que era vil y despreciable. Vino luego esta palabra del Señor a Samuel: —Me pesa haber hecho rey a Saúl, porque se ha apartado de mí y no ha cumplido mis palabras. Se apesadumbró Samuel y clamó al Señor toda aquella noche. Madrugó Samuel para ir al encuentro de Saúl por la mañana; y avisaron a Samuel: —Saúl llega a Carmel y se ha erigido un monumento; después se dio vuelta y siguió adelante para bajar a Gilgal. Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: —Bendito seas tú del Señor; yo he cumplido la palabra del Señor. —¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos? —preguntó entonces Samuel. —De Amalec las han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas al Señor, tu Dios, pero lo demás lo destruimos —respondió Saúl. Entonces dijo Samuel a Saúl: —Déjame que te anuncie lo que el Señor me ha dicho esta noche. —Habla —le respondió él. Y dijo Samuel: —Aunque a tus propios ojos eras pequeño, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y el Señor te ha ungido rey sobre Israel? El Señor te envió en misión y te dijo: «Ve, destruye a los pecadores de Amalec y hazles guerra hasta que los acabes». ¿Por qué, pues, no has oído la voz del Señor? ¿Por qué te has lanzado sobre el botín y has hecho lo malo ante los ojos del Señor? Saúl respondió a Samuel: —Al contrario, ¡he obedecido la voz del Señor! Fui a la misión que el Señor me envió, traje a Agag, rey de Amalec, y destruí a los amalecitas. Pero el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, lo mejor del anatema, para ofrecer sacrificios al Señor, tu Dios, en Gilgal.