1 CORINTIOS 15:35-58
1 CORINTIOS 15:35-58 RV2020
Pero alguno preguntará: «¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?». ¡Insensato! Lo que tú siembras no vuelve a la vida si no muere antes. Y lo que siembras no es el cuerpo tal como ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de algún otro grano. Y Dios le da el cuerpo que él quiere, y a cada semilla su propio cuerpo. No todos los cuerpos son iguales, sino que el cuerpo de los seres humanos es uno, el cuerpo de los animales es otro distinto, y otro es el de los peces y otro el de las aves. También hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales. Y no es el mismo resplandor el de los celestiales que el de los terrenales. Uno es el resplandor del sol, otro es el resplandor de la luna y otro el resplandor de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en resplandor. Así es también con la resurrección de los muertos. Se siembra algo corruptible, resucita incorruptible. Se siembra en deshonra, resucita en gloria; se siembra en debilidad, resucita en poder. Se siembra un cuerpo animal, resucita un cuerpo espiritual. Pues hay un cuerpo animal y hay también un cuerpo espiritual. Así también está escrito: El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser dotado de vida ; y el último Adán, en espíritu que da vida. Pero no fue primero lo espiritual, sino lo animal; y luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Como es el terrenal, así serán también los terrenales; y como es el celestial, así serán también los celestiales. Y así como llevamos la imagen del terrenal, llevaremos también la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. Prestad atención, os digo un misterio: No todos moriremos; pero todos seremos transformados, en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final. Porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción y que esto mortal se vista de inmortalidad. Cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: La muerte ha sido destruida por la victoria . ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria? Porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.