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SALMOS 44:4-26

SALMOS 44:4-26 BLP

Tú, Dios, eres mi rey, tú decides la victoria de Jacob. Contigo atacamos a nuestros rivales, por tu nombre humillamos al adversario. Pues no confié yo en mi arco ni mi espada me dio la victoria. Tú nos salvaste de nuestros rivales, tú hiciste fracasar a nuestros enemigos. A Dios alabamos en todo momento, tu nombre ensalzamos por siempre. [Pausa] Pero tú nos has rechazado y humillado, ya no marchas con nuestras tropas. Nos haces retroceder ante el rival, los enemigos nos han saqueado. Nos entregas como oveja al matadero, nos has dispersado entre las naciones. Vendes tu pueblo por nada, no le has puesto un alto precio; nos haces la burla de los vecinos, la risa y la mofa de quienes nos rodean; nos haces la irrisión de las naciones y los pueblos mueven burlones la cabeza. Estoy siempre abochornado y la vergüenza cubre mi rostro a causa del grito insultante y ofensivo del enemigo, del que quiere vengarse. Todo esto nos ha sucedido y, aun así, no te hemos olvidado, no hemos quebrantado tu alianza; no se ha descarriado nuestro corazón, no se han desviado de tus sendas nuestros pasos, aunque nos oprimiste en tierras de chacales y nos cubriste con sombras tenebrosas. Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios o alzado nuestras manos hacia un dios extraño, ¿no lo hubiera averiguado Dios, él, que conoce los secretos del corazón? Por tu causa no dejan de matarnos, nos ven como ovejas del matadero. ¡Despierta! ¿Por qué sigues dormido? ¡Ponte, Señor, en acción! No nos rechaces para siempre. ¿Por qué ocultas tu rostro y olvidas nuestra opresión y miseria? Estamos postrados en el polvo, con el vientre adherido a la tierra. ¡Ponte en acción, danos tu ayuda y que tu amor nos redima!

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