Logo de YouVersion
Icono de búsqueda

FILIPENSES 2:12-30

FILIPENSES 2:12-30 BLP

Y puesto que siempre me habéis obedecido, queridos míos, ahora que estoy ausente, con temor y temblor ocupaos en vuestra salvación, con más empeño aún que si yo estuviese presente. Es Dios mismo quien realiza en vosotros el querer y el hacer, más allá de vuestra buena disposición. Hacedlo todo sin protestas ni discusiones. Seréis así irreprochables y sencillos, seréis hijos de Dios, intachables en medio de gentes depravadas y perversas, y brillaréis entre ellas como lumbreras que iluminan el mundo. Mantened con firmeza la palabra que es fuente de vida; así, el día en que Cristo se manifieste, podré enorgullecerme de no haber corrido en vano ni de haberme fatigado inútilmente. Y aunque tuviera que sufrir el martirio como ofrenda sacrificial en favor de vuestra fe, me sentiría dichoso compartiendo con todos vosotros mi alegría; alegraos igualmente vosotros de compartir conmigo vuestra alegría. Con la ayuda de Jesús, el Señor, confío en que podré enviaros cuanto antes a Timoteo para que, al tener noticias vuestras, me sienta confortado. Nadie como él comparte mis sentimientos ni se ocupa tan sinceramente de vuestros asuntos. Todos, en efecto, buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo; pero en lo que respecta a Timoteo, ya conocéis su excelente hoja de servicios, pues se ha portado conmigo en la tarea evangelizadora como un hijo con su padre. Espero poder enviároslo tan pronto como vea claro el curso que toman mis cosas. Y confío en que también yo, con la ayuda del Señor, iré pronto a visitaros. Entre tanto, me ha parecido necesario enviaros al hermano Epafrodito, colaborador y compañero mío de lucha, que vino como embajador vuestro con la misión de socorrerme. Os echaba mucho de menos y estaba inquieto sabiendo que os habíais enterado de su enfermedad. Es cierto que estuvo enfermo y a las puertas de la muerte; pero Dios se apiadó de él, y no solo de él, sino también de mí, no queriendo añadir más tristeza a mi tristeza. Así que me he apresurado a enviároslo para que, al verlo de nuevo, recobréis vuestra alegría y disminuya mi preocupación. Acogedlo, pues, en el Señor, con alegría y estimad a quienes se portan como él; pues, en efecto, por causa de Cristo ha estado a punto de morir, arriesgando su vida para suplir la ayuda que vosotros no podíais prestarme.