MARCOS 8:14-30
MARCOS 8:14-30 BLP
Los discípulos habían olvidado llevar pan. Solamente tenían uno en la barca. Jesús les recomendó: —Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de Herodes. Los discípulos comentaban unos con otros: «Esto lo dice porque no hemos traído pan». Pero, dándose cuenta de ello, Jesús les dijo: —¿Por qué estáis comentando que os falta el pan? ¿Tan embotada tenéis la mente que no sois capaces de entender ni comprender nada? ¡Tenéis ojos, pero no veis; tenéis oídos, pero no oís! ¿Ya no os acordáis de cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas? ¿Cuántos cestos llenos de trozos sobrantes recogisteis? Le contestaron: —Doce. —Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas espuertas de trozos sobrantes recogisteis? Le contestaron: —Siete. Y Jesús les dijo: —¿Y aún seguís sin entender? Cuando llegaron a Betsaida, le presentaron a Jesús un ciego y le pidieron que lo tocase. Jesús tomó de la mano al ciego y lo condujo fuera de la aldea. Allí le untó los ojos con saliva, puso las manos sobre él y le preguntó: —¿Ves algo? El ciego abrió los ojos y dijo: —Veo a la gente. Son como árboles que andan. Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos, y entonces el ciego comenzó a ver perfectamente. Estaba curado y hasta de lejos podía ver todo con toda claridad. Después, Jesús lo mandó a su casa, encargándole que ni siquiera entrase en la aldea. Jesús y sus discípulos se fueron a las aldeas de Cesarea de Filipo. Por el camino les preguntó: —¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos contestaron: —Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que alguno de los profetas. Jesús volvió a preguntarles: —Y vosotros, ¿quién decís que soy? Entonces Pedro declaró: —¡Tú eres el Mesías! Pero Jesús les mandó que no hablaran a nadie sobre él.