GÉNESIS 15:1-17
GÉNESIS 15:1-17 BLP
Después de estos sucesos, el Señor habló a Abrán en una visión y le dijo: —No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y muy grande va a ser tu recompensa. Abrán respondió: —Mi Dios y Señor, ¿para qué me vas a dar nada, si yo sigo sin tener hijos y el heredero de mi hacienda será Eliezer el damasceno? Y añadió: —No me has dado descendencia y mi herencia habrá de ser para uno de mis criados. Pero el Señor le respondió: —¡No! Ese hombre no será tu heredero; el heredero será tu propio hijo. Luego lo llevó afuera y continuó diciéndole: —Echa un vistazo al cielo y cuenta las estrellas, si es que puedes contarlas. ¡Así será tu descendencia! Abrán creyó al Señor, y el Señor le concedió su amistad. El Señor le dijo: —Yo soy el Señor que te sacó de Ur de los caldeos para darte esta tierra en posesión. Pero Abrán le preguntó: —Señor mi Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? El Señor le respondió: —Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón. Abrán trajo todos esos animales, los partió por la mitad y puso cada mitad una frente a la otra. Pero las aves no las partió. Las aves de rapiña se abalanzaban sobre los animales muertos, pero Abrán las espantaba. Cuando el sol estaba a punto de ponerse, Abrán se quedó profundamente dormido y una temible y densa oscuridad lo envolvió. El Señor le dijo: —Es necesario que sepas que tus descendientes vivirán como extranjeros en una tierra extraña; allí serán esclavizados y maltratados durante cuatrocientos años. Pero yo juzgaré a la nación a la que hayan estado sometidos, y al final saldrán cargados de riquezas. En cuanto a ti, irás a reunirte en paz con tus antepasados y te enterrarán después de una vejez feliz. Tus descendientes volverán aquí pasadas cuatro generaciones, porque hasta entonces no se habrá colmado la maldad de los amorreos. Cuando el sol se puso y llegó la oscuridad, un horno humeante y una antorcha de fuego pasaron entre los animales descuartizados.