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Salmo 119:33-56

Salmo 119:33-56 NVI

Enséñame, SEÑOR, a seguir tus decretos, y los cumpliré hasta el fin. Dame entendimiento para seguir tu ley, y la cumpliré de todo corazón. Dirígeme por la senda de tus mandamientos, porque en ella encuentro mi solaz. Inclina mi corazón hacia tus estatutos y no hacia las ganancias desmedidas. Aparta mi vista de cosas vanas, dame vida conforme a tu palabra. Confirma tu promesa a este siervo, como lo has hecho con los que te temen. Líbrame del oprobio que me aterra, porque tus juicios son buenos. ¡Yo amo tus preceptos! ¡Dame vida conforme a tu justicia! Envíame, SEÑOR, tu gran amor y tu salvación, conforme a tu promesa. Así responderé a quien me desprecie, porque yo confío en tu palabra. No me quites de la boca la palabra de verdad, pues en tus juicios he puesto mi esperanza. Por toda la eternidad obedeceré fielmente tu ley. Viviré con toda libertad, porque he buscado tus preceptos. Hablaré de tus estatutos a los reyes y no seré avergonzado, pues amo tus mandamientos, y en ellos me regocijo. Yo amo tus mandamientos, y hacia ellos elevo mis manos; ¡quiero meditar en tus decretos! Acuérdate de la palabra que diste a este siervo tuyo, palabra con la que me infundiste esperanza. Este es mi consuelo en medio del dolor: que tu promesa me da vida. Los insolentes me ofenden hasta el colmo, pero yo no me aparto de tu ley. Me acuerdo, SEÑOR, de tus juicios de antaño, y encuentro consuelo en ellos. Me llenan de indignación los impíos, que han abandonado tu ley. Tus decretos han sido mis cánticos en el lugar de mi destierro. SEÑOR, por la noche evoco tu nombre; ¡quiero cumplir tu ley! Lo que a mí me corresponde es obedecer tus preceptos.