Mateo 24:1-28
Mateo 24:1-28 NVI
Jesús salió del templo y, mientras caminaba, se le acercaron sus discípulos y le mostraron los edificios del templo. Pero él les dijo: ―¿Veis todo esto? Os aseguro que no quedará piedra sobre piedra, pues todo será derribado. Más tarde estaba Jesús sentado en el monte de los Olivos, cuando llegaron los discípulos y le preguntaron en privado: ―¿Cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo? ―Tened cuidado de que nadie os engañe —les advirtió Jesús—. Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos. Oiréis de guerras y de rumores de guerras, pero procurad no alarmaros. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin. Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá hambres y terremotos por todas partes. Todo esto será apenas el comienzo de los dolores. »Entonces os entregarán para que os persigan y os maten, y os odiarán todas las naciones por causa de mi nombre. En aquel tiempo muchos se apartarán de la fe; unos a otros se traicionarán y se odiarán; y surgirá un gran número de falsos profetas que engañarán a muchos. Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo. Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin. »Así que, cuando veáis en el lugar santo “el horrible sacrilegio”, del que habló el profeta Daniel (el que lee, que lo entienda), los que estén en Judea huyan a las montañas. El que esté en la azotea no baje a llevarse nada de su casa. Y el que esté en el campo no regrese para buscar su capa. ¡Qué terrible será en aquellos días para las que estén embarazadas o amamantando! Orad para que vuestra huida no suceda en invierno ni en sábado. Porque habrá una gran tribulación, como no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás. Si no se acortaran esos días, nadie sobreviviría, pero por causa de los elegidos se acortarán. Entonces, si alguien os dice: “¡Mirad, aquí está el Cristo!” o “¡Allí está!”, no lo creáis. Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán grandes señales y milagros para engañar, a ser posible, aun a los elegidos. Tened en cuenta que os lo he dicho de antemano. »Por eso, si os dicen: “¡Mirad, está en el desierto!”, no salgáis; o: “¡Mirad, está en la casa!”, no lo creáis. Porque, así como el relámpago que sale del oriente se ve hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del hombre. Donde esté el cadáver, allí se reunirán los buitres.