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Isaías 29:7-24

Isaías 29:7-24 NVI

La multitud de todas las naciones que batallan contra Ariel, todos los que luchan contra ella y contra su fortaleza, aquellos que la asedian, serán como un sueño, como una visión nocturna. Como el hambriento que sueña que está comiendo, pero despierta y aún tiene hambre; como el sediento que sueña que está bebiendo, pero despierta y la sed le reseca la garganta. Así sucederá con la multitud de todas las naciones que luchan contra el monte Sión. Perded el juicio, quedaos pasmados, perded la vista, quedaos ciegos; embriagaos, pero no con vino; tambaleaos, pero no por el licor. El SEÑOR ha derramado sobre vosotros un espíritu de profundo sueño; a los profetas les cubrió los ojos, a los videntes les tapó la cara. Para vosotros, toda esta visión no es otra cosa que palabras en un rollo de pergamino sellado. Si le dan el rollo a alguien que sepa leer, y le dicen: «Lee esto, por favor», este responderá: «No puedo hacerlo; está sellado». Y, si le dan el rollo a alguien que no sepa leer, y le dicen: «Lee esto, por favor», este responderá: «No sé leer». El Señor dice: «Este pueblo me alaba con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Su adoración no es más que un mandato enseñado por hombres. Por eso, una vez más asombraré a este pueblo con prodigios maravillosos; perecerá la sabiduría de sus sabios, y se esfumará la inteligencia de sus inteligentes». ¡Ay de los que, para esconder sus planes, se ocultan del SEÑOR en las profundidades; cometen sus fechorías en la oscuridad, y piensan: «¿Quién nos ve? ¿Quién nos conoce?»! ¡Qué manera de falsear las cosas! ¿Acaso el alfarero es igual al barro? ¿Puede un objeto decir del que lo modeló: «Él no me hizo»? ¿Puede una vasija decir de su alfarero: «Él no entiende nada»? Muy pronto el Líbano se convertirá en campo fértil, y el campo fértil se convertirá en bosque. En aquel día podrán los sordos oír la lectura del rollo, y los ojos de los ciegos podrán ver desde la oscuridad y la penumbra. Los pobres volverán a alegrarse en el SEÑOR, los más necesitados se regocijarán en el Santo de Israel. Se desvanecerán los despiadados, desaparecerán los insolentes, y todos los que no duermen para hacer el mal serán exterminados; los que con una palabra hacen culpable a una persona, los que en el tribunal ponen trampas al defensor y con engaños perjudican al indefenso. Por eso, el SEÑOR, el redentor de Abraham, dice así a los descendientes de Jacob: «Jacob ya no será avergonzado, ni palidecerá su rostro. Cuando él vea a sus hijos, y la obra de mis manos en medio de él, todos ellos santificarán mi nombre; santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel. Los de espíritu extraviado recibirán entendimiento; y los murmuradores aceptarán ser instruidos».