Oseas 5:1-14
Oseas 5:1-14 NVI
»¡Oíd esto, sacerdotes! ¡Pon atención, reino de Israel! ¡Escucha, casa real! ¡Contra vosotros es la sentencia! En Mizpa habéis sido una trampa; en el monte Tabor, una red tendida; en Sitín, una fosa abierta. Por eso, yo los disciplinaré a todos. Yo conozco bien a Efraín; Israel no me es desconocido. Pero ahora Efraín se ha prostituido; e Israel se ha mancillado. »No les permiten sus malas obras volverse a su Dios; su tendencia a prostituirse les impide conocer al SEÑOR. La arrogancia de Israel testificará en su contra, Israel y Efraín tropezarán con su maldad, y hasta Judá caerá con ellos. Con sus ovejas y sus vacas irán en busca del SEÑOR, pero no lo encontrarán porque él se ha apartado de ellos. Han traicionado al SEÑOR; han dado a luz hijos de otros padres. ¡Ahora la destrucción devorará sus fincas! »Tocad la corneta en Guibeá, haced sonar la trompeta en Ramá, lanzad el grito de guerra en Bet Avén: “¡Cuídate las espaldas, Benjamín!” En el día de la reprensión, Efraín quedará desolado. Entre las tribus de Israel doy a conocer lo que les va a pasar. Las autoridades de Judá se parecen a los que alteran los linderos. ¡Pues derramaré mi enojo sobre ellos como si derramara un torrente de agua! Efraín está deprimido, aplastado por el juicio, empeñado en seguir a los ídolos. ¡Pues seré para Efraín como polilla, como carcoma para el pueblo de Judá! »Cuando Efraín vio su enfermedad y Judá reparó en sus llagas, Efraín recurrió a Asiria y pidió la ayuda del gran rey. Pero el rey no podrá sanarlo, ni tampoco curar sus llagas. Yo seré como un león para Efraín, como un cachorro para Judá. Yo mismo los haré pedazos, y luego me alejaré; yo mismo me llevaré la presa, y no habrá quien me la arrebate.