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ECLESIASTÉS 2:26
Reina Valera 2020
A quien le agrada, Dios le concede sabiduría, ciencia y alegría; pero al pecador le da el trabajo de recoger y amontonar, para dejárselo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
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ECLESIASTÉS 2:24-25
No hay nada mejor para el ser humano que comer y beber, y gozar del fruto de su trabajo. He visto que esto también procede de la mano de Dios. Porque, ¿quién puede comer y cuidarse mejor que uno mismo?
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ECLESIASTÉS 2:11
Miré luego todas las obras de mis manos y el trabajo que me había tomado para hacerlas; y todo era vanidad y aflicción de espíritu, sin provecho bajo el sol.
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ECLESIASTÉS 2:10
No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni privé a mi corazón de placer alguno, porque mi corazón se gozaba de todo lo que hacía. Esta fue la recompensa de todas mis fatigas.
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ECLESIASTÉS 2:13
He visto que la sabiduría aventaja a la necedad, como la luz a las tinieblas.
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ECLESIASTÉS 2:14
El sabio tiene sus ojos abiertos, mas el necio anda en tinieblas. Pero también comprendí que lo mismo ha de acontecerle al uno como al otro.
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7
ECLESIASTÉS 2:21
¡Que el ser humano trabaje con sabiduría, con ciencia y rectitud, y que haya de dar sus bienes a otro que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y un gran mal.
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