Sin embargo, si quisiera jactarme, no estaría loco, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que ve u oye de mí.
Y para que por la grandeza de las revelaciones no me envanezca demasiado, se me clavó un aguijón en mi cuerpo, un ángel de Satanás para que me abofetee.