¡Ojalá te convirtieras, Israel,
—oráculo del Señor—,
ojalá volvieras a mí!
Si quitas de mi vista
tu culto abominable,
no andarás perdido.
Si juras sinceramente
«por vida del Señor»,
con derecho y con justicia,
las naciones se bendecirán,
se alabarán entre sí
en el nombre del Señor.