Solo el que procede con justicia
y habla con rectitud,
el que rechaza la ganancia de la extorsión
y se sacude las manos para no aceptar soborno,
el que no presta oído a las conjuras de asesinato
y cierra los ojos para no contemplar el mal.
Este tal morará en las alturas;
tendrá como refugio una fortaleza de rocas,
se le proveerá de pan,
y no le faltará el agua.