Llegaron a Mara, lugar que se llama así porque sus aguas son amargas, y no pudieron apagar su sed allí. Comenzaron entonces a murmurar en contra de Moisés y preguntaban: «¿Qué vamos a beber?». Moisés clamó al SEÑOR y él le mostró un pedazo de madera, el cual echó Moisés al agua y al instante el agua se volvió dulce.
En ese lugar el SEÑOR los puso a prueba y les dio una regla como norma de conducta.