“Judá, tus hermanos te alabarán.
Tomarás por el cuello a tus enemigos
y tus propios hermanos te harán reverencias.
¡Tú, Judá, hijo mío!,
eres como un cachorro de león
cuando deja de devorar a su víctima:
se agacha, se echa en el suelo,
como si fuera un león adulto.
¿Quién se atreverá a molestarlo?