℗ Hosanna y Sociedades Bíblicas Unidas, 2005

Spanish - Dios Habla Hoy 2005 (Drama NT)

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 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch3" data-usfm="ACT.3">
 <div class="label">3</div><div class="s1">Pedro sana a un paral&#237;tico</div><div class="p"> 1Un d&#237;a, Pedro y Juan#3.1 Juan: probablemente el hijo de Zebedeo (Mt 4.21), que era uno de los doce ap&#243;stoles. fueron al templo para la oraci&#243;n de las tres de la tarde.#3.1 Las tres de la tarde: Lit. la hora novena, contando a partir de las seis de la ma&#241;ana. Era la segunda ocasi&#243;n diaria de sacrificio y oraci&#243;n p&#250;blica en el templo. 2All&#237;, en el templo, estaba un hombre paral&#237;tico de nacimiento, al cual llevaban todos los d&#237;as y lo pon&#237;an junto a la puerta llamada la Hermosa,#3.2 La Hermosa: puerta situada al lado oriental del templo; posiblemente la entrada principal al edificio. para que pidiera limosna a los que entraban. 3Cuando el paral&#237;tico vio a Pedro y a Juan, que estaban a punto de entrar en el templo, les pidi&#243; una limosna. 4Ellos lo miraron fijamente, y Pedro le dijo:</div><div class="p">&#8212;M&#237;ranos.</div><div class="p"> 5El hombre puso atenci&#243;n, creyendo que le iban a dar algo. 6Pero Pedro le dijo:</div><div class="p">&#8212;No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, lev&#225;ntate y anda.#3.6 En el nombre: Seg&#250;n el pensamiento hebreo, el nombre representaba a la persona misma; al invocar el nombre de Jesucristo se invocaba a Jesucristo mismo, y su poder y autoridad (v&#233;ase Hch 2.38 nota).</div><div class="p"> 7Dicho esto, Pedro lo tom&#243; por la mano derecha y lo levant&#243;, y en el acto cobraron fuerzas sus pies y sus tobillos. 8El paral&#237;tico se puso en pie de un salto y comenz&#243; a andar; luego entr&#243; con ellos en el templo, por su propio pie, brincando y alabando a Dios. 9Todos los que lo vieron andar y alabar a Dios, 10se llenaron de asombro y de temor por lo que le hab&#237;a pasado, ya que conoc&#237;an al hombre y sab&#237;an que era el mismo que se sentaba a pedir limosna en el templo, en la puerta llamada la Hermosa.</div><div class="s1">Discurso de Pedro en el P&#243;rtico de Salom&#243;n#3.11-26 V&#233;ase Hch 2.14-42&#160;n.</div><div class="p"> 11El paral&#237;tico que hab&#237;a sido sanado no soltaba a Pedro y a Juan. Toda la gente, admirada, corri&#243; a la parte del templo que se llama P&#243;rtico de Salom&#243;n, donde ellos estaban.#3.11 P&#243;rtico de Salom&#243;n: una galer&#237;a o corredor con columnas, situado en el interior de la muralla oriental del atrio del templo; cf. Jn 10.23; Hch 5.12. 12Pedro, al ver esto, les dijo: &#171;&#191;Por qu&#233; se asombran ustedes, israelitas? &#191;Por qu&#233; nos miran como si nosotros mismos hubi&#233;ramos sanado a este hombre y lo hubi&#233;ramos hecho andar por medio de alg&#250;n poder nuestro o por nuestra piedad? 13El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados,#Ex 3.6,15. ha dado el m&#225;s alto honor#3.13 Ha dado el m&#225;s alto honor: Lit. ha glorificado, o sea, por medio de su muerte, resurrecci&#243;n y ascensi&#243;n; v&#233;anse Jn 1.14 nota y 7.39 nota. a su siervo#3.13 Siervo: posible alusi&#243;n a Is 52.13. Cf. Is 53.11; Flp 2.7-9. Algunas versiones traducen su Hijo Jes&#250;s (la palabra griega significa ni&#241;o o muchacho, y puede referirse a un hijo o a un siervo). Jes&#250;s, a quien ustedes entregaron a las autoridades y a quien ustedes rechazaron, despu&#233;s que Pilato hab&#237;a decidido soltarlo. 14En vez de pedir la libertad de aquel que era santo y justo, ustedes pidieron que se soltara a un criminal.#3.13-14 Mt 27.15-26 y paralelos. Los t&#237;tulos santo y justo se aplican a Cristo (Mc 1.24; Hch 7.52; 22.14; 1&#160;Jn 2.1), y est&#225;n basados en conceptos del AT (2&#160;S 23.3-4; Is 32.1; 53.11; Zac 9.9). 15Y as&#237; mataron ustedes al que nos lleva a la vida.#3.15 Al que nos lleva a la vida: en contraste con Barrab&#225;s el asesino, a quien se alude en el v. 14. Tambi&#233;n puede traducirse como al que gobierna la vida, o, posiblemente, al que es origen de la vida. Pero Dios lo resucit&#243;, y de esto nosotros somos testigos. 16Lo que ha hecho cobrar fuerzas a este hombre que ustedes ven y conocen, es la fe en el nombre de Jes&#250;s. Esa fe en Jes&#250;s es la que lo ha hecho sanar completamente, como todos ustedes pueden ver.#3.16 Se trata de la fe en la persona de Jes&#250;s; el nombre equivale aqu&#237; a la persona misma (v&#233;ase 3.6&#160;n.).</div><div class="p"> 17&#187;Ya s&#233;, hermanos, que cuando ustedes y sus jefes mataron a Jes&#250;s, lo hicieron sin saber en realidad lo que estaban haciendo.#3.17 Cf. Lc 23.34; Hch 7.60; 1&#160;Co 2.8. 18Pero Dios cumpli&#243; de este modo lo que antes hab&#237;a anunciado por medio de todos sus profetas: que su Mes&#237;as ten&#237;a que morir.#3.18 Cumpli&#243;... profetas: V&#233;ase Jn 20.9&#160;n. La mayor&#237;a de los jud&#237;os no percib&#237;an en las Escrituras la idea de un Mes&#237;as que ten&#237;a que sufrir. Los cristianos, en cambio, aplicaron a Cristo los pasajes de los salmos y de los profetas que hablan del sufrimiento del justo. Is 52.13&#8212;53.12 ocup&#243; para ellos un lugar muy especial; cf. Hch 8.32-35. 19Por eso, vu&#233;lvanse ustedes a Dios y convi&#233;rtanse, para que &#233;l les borre sus pecados 20y el Se&#241;or les mande tiempos de alivio, envi&#225;ndoles a Jes&#250;s, a quien desde el principio hab&#237;a escogido como Mes&#237;as para ustedes. 21Aunque por ahora Jesucristo debe permanecer en el cielo hasta que Dios ponga en orden todas las cosas, como dijo por medio de sus santos profetas que vivieron en los tiempos antiguos. 22Mois&#233;s anunci&#243; a nuestros antepasados: &#8220;El Se&#241;or su Dios har&#225; que salga de entre ustedes un profeta como yo. Obed&#233;zcanlo en todo lo que les diga, 23porque todo aquel que no haga caso a ese profeta, ser&#225; eliminado del pueblo.&#8221;#3.22-23 Adaptaci&#243;n de Dt 18.15-19; Lv 23.29; n&#243;tese el uso de la misma cita en Hch 7.37.</div><div class="p"> 24&#187;Y todos los profetas, desde Samuel en adelante, hablaron tambi&#233;n de estos d&#237;as. 25Ustedes son herederos de las promesas que Dios hizo por medio de los profetas, y son tambi&#233;n herederos de la alianza hecha por Dios con los antepasados de ustedes. Pues Dios le dijo a Abraham: &#8220;Todas las naciones del mundo ser&#225;n bendecidas por medio de tus descendientes.&#8221;#Gn 12.3; 22.18. 26Cuando Dios resucit&#243; a su Hijo,#3.26 Su Hijo: o su siervo; v&#233;ase 3.13 nota. lo envi&#243; primero a ustedes, para bendecirlos, haciendo que cada uno de ustedes se convierta de su maldad.&#187;</div>
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.

Un día, Pedro y Juan fueron al templo para la oración de las tres de la tarde. Allí, en el templo, estaba un hombre paralítico de nacimiento, al cual llevaban todos los días y lo ponían junto a la puerta llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban. Cuando el paralítico vio a Pedro y a Juan, que estaban a punto de entrar en el templo, les pidió una limosna. Ellos lo miraron fijamente, y Pedro le dijo:
—Míranos.
El hombre puso atención, creyendo que le iban a dar algo. Pero Pedro le dijo:
—No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
Dicho esto, Pedro lo tomó por la mano derecha y lo levantó, y en el acto cobraron fuerzas sus pies y sus tobillos. El paralítico se puso en pie de un salto y comenzó a andar; luego entró con ellos en el templo, por su propio pie, brincando y alabando a Dios. Todos los que lo vieron andar y alabar a Dios, se llenaron de asombro y de temor por lo que le había pasado, ya que conocían al hombre y sabían que era el mismo que se sentaba a pedir limosna en el templo, en la puerta llamada la Hermosa.

El paralítico que había sido sanado no soltaba a Pedro y a Juan. Toda la gente, admirada, corrió a la parte del templo que se llama Pórtico de Salomón, donde ellos estaban. Pedro, al ver esto, les dijo: «¿Por qué se asombran ustedes, israelitas? ¿Por qué nos miran como si nosotros mismos hubiéramos sanado a este hombre y lo hubiéramos hecho andar por medio de algún poder nuestro o por nuestra piedad? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha dado el más alto honor a su siervo Jesús, a quien ustedes entregaron a las autoridades y a quien ustedes rechazaron, después que Pilato había decidido soltarlo. En vez de pedir la libertad de aquel que era santo y justo, ustedes pidieron que se soltara a un criminal. Y así mataron ustedes al que nos lleva a la vida. Pero Dios lo resucitó, y de esto nosotros somos testigos. Lo que ha hecho cobrar fuerzas a este hombre que ustedes ven y conocen, es la fe en el nombre de Jesús. Esa fe en Jesús es la que lo ha hecho sanar completamente, como todos ustedes pueden ver.
»Ya sé, hermanos, que cuando ustedes y sus jefes mataron a Jesús, lo hicieron sin saber en realidad lo que estaban haciendo. Pero Dios cumplió de este modo lo que antes había anunciado por medio de todos sus profetas: que su Mesías tenía que morir. Por eso, vuélvanse ustedes a Dios y conviértanse, para que él les borre sus pecados y el Señor les mande tiempos de alivio, enviándoles a Jesús, a quien desde el principio había escogido como Mesías para ustedes. Aunque por ahora Jesucristo debe permanecer en el cielo hasta que Dios ponga en orden todas las cosas, como dijo por medio de sus santos profetas que vivieron en los tiempos antiguos. Moisés anunció a nuestros antepasados: “El Señor su Dios hará que salga de entre ustedes un profeta como yo. Obedézcanlo en todo lo que les diga, porque todo aquel que no haga caso a ese profeta, será eliminado del pueblo.”
»Y todos los profetas, desde Samuel en adelante, hablaron también de estos días. Ustedes son herederos de las promesas que Dios hizo por medio de los profetas, y son también herederos de la alianza hecha por Dios con los antepasados de ustedes. Pues Dios le dijo a Abraham: “Todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tus descendientes.” Cuando Dios resucitó a su Hijo, lo envió primero a ustedes, para bendecirlos, haciendo que cada uno de ustedes se convierta de su maldad.»

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