EL NUEVO TESTAMENTO Según el Texto Bizantino 2005, ed. Robinson-Pierpont Usado con permiso Traducido Directamente del Griego Original por Louis R. Tyler, M.A., M.Div., Ph.D. Edición IV Revisada y Corregida Editado por Diane Morrell, Ruth Evelyn Fernández y Lawrence B. Windle, M.A., D.Th. INSTITUTO BÍBLICO RÍO GRANDE EDINBURG, TEXAS © 2014, 2016, 2019, 2021 EDITORIAL RÍO GRANDE EDINBURG, TEXAS

Segun el Texto Bizantino 2005

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 <div class="chapter ch5" data-usfm="JHN.5">
 <div class="label">5</div><div class="s1">Sanidad de un cojo en Betesda</div><div class="p"> 1Despu&#233;s de estas cosas hubo una fiesta de los jud&#237;os, y Jes&#250;s subi&#243; a Jerusal&#233;n.</div><div class="p"> 2Y hay en Jerusal&#233;n, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda,#NU Betzata. el cual tiene cinco p&#243;rticos. 3En estos yac&#237;a una gran multitud de enfermos, ciegos, cojos, paral&#237;ticos,#NU omite el resto del vers. 3 y todo el vers. 4. que esperaban el movimiento del agua.</div><div class="p"> 4Porque un &#225;ngel de cuando en cuando descend&#237;a al estanque, y agitaba el agua. El primero, pues, en entrar despu&#233;s de la agitaci&#243;n del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera. 5Y hab&#237;a all&#237; un hombre que llevaba treinta y ocho a&#241;os con su enfermedad. 6Cuando lo vio Jes&#250;s acostado, y cuando supo que ya llevaba mucho tiempo as&#237;, le dijo: &#191;Quieres ser sano? 7Le contest&#243; el enfermo: Se&#241;or, no tengo a nadie para que cuando el agua es agitada me meta en el estanque; y mientras voy yo, otro baja antes que yo. 8Jes&#250;s le dijo: Lev&#225;ntate, toma tu camilla y anda. 9E inmediatamente qued&#243; sano el hombre, y levant&#243; su camilla y andaba. Y aquel d&#237;a era s&#225;bado.</div><div class="p"> 10Entonces dec&#237;an los jud&#237;os al que hab&#237;a sido sanado: Es s&#225;bado; no#NU y no. se te permite cargar tu camilla. 11Les respondi&#243;:#NU Y &#233;l les respondi&#243;. El que me san&#243;, &#233;l mismo me dijo: Levanta tu camilla y anda. 12Entonces#NU omite Entonces. le preguntaron: &#191;Qui&#233;n es el hombre que te dijo: Levanta tu camilla#NU omite tu camilla. y anda?</div><div class="p"> 13Pero el que hab&#237;a sido sanado no sab&#237;a qui&#233;n era; porque Jes&#250;s se hab&#237;a apartado calladamente, pues hab&#237;a mucha gente en el lugar. 14Despu&#233;s lo encontr&#243; Jes&#250;s en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques m&#225;s, para que no te suceda algo peor. 15Se fue el hombre, y dio aviso a los jud&#237;os, que Jes&#250;s era el que lo hab&#237;a sanado.</div><div class="s1">Respuesta a los l&#237;deres religiosos</div><div class="p"> 16Y por eso persegu&#237;an a Jes&#250;s los jud&#237;os, y procuraban matarle,#NU omite y procuraban matarle. porque esas cosas hac&#237;a en s&#225;bado. 17Pero Jes&#250;s#NU [Jes&#250;s]. les contest&#243;: Mi Padre hasta ahora trabaja; tambi&#233;n yo trabajo. 18Por tanto, pues, tanto m&#225;s procuraban los jud&#237;os matarle, porque no solo violaba el s&#225;bado, sino que tambi&#233;n llamaba a Dios su propio Padre, haci&#233;ndose igual a Dios.</div><div class="s1">Relaci&#243;n entre el Padre y el Hijo</div><div class="p"> 19Contest&#243; entonces Jes&#250;s y les dijo: En verdad, en verdad os digo: No puede el Hijo hacer nada por s&#237; mismo, sino lo que ve hacer al Padre. Porque todo lo que &#233;l hace, esto tambi&#233;n lo hace el Hijo igualmente. 20Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que &#233;l hace. Y cosas mayores que estas le mostrar&#225;, para que vosotros os asombr&#233;is. 21Porque como el Padre levanta a los muertos y les da vida, as&#237; tambi&#233;n el Hijo a los que quiere les da vida. 22Porque ni siquiera el Padre juzga a nadie, sino que todo el juicio se lo ha dado al Hijo; 23para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que le envi&#243;.</div><div class="p"> 24En verdad, en verdad os digo que el que oye mi palabra y cree al que me envi&#243;, tiene vida eterna; y no vendr&#225; a condenaci&#243;n,#Lit. juicio. sino que ha pasado de la muerte a la vida. 25En verdad os digo que viene la hora y ahora es, cuando los muertos oir&#225;n la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivir&#225;n. 26Porque as&#237; como el Padre tiene vida en s&#237; mismo, as&#237; tambi&#233;n le dio al Hijo el tener vida en s&#237; mismo. 27Y tambi&#233;n le dio autoridad de hacer juicio, porque es el Hijo del Hombre. 28No os asombr&#233;is de esto; porque viene la hora en que todos los que est&#233;n en los sepulcros oir&#225;n su voz; 29y saldr&#225;n, los que hicieron lo bueno, a resurrecci&#243;n de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrecci&#243;n de condenaci&#243;n.#Lit. de juicio. Ver Daniel 12.2.</div><div class="p"> 30No puedo yo hacer nada de m&#237; mismo; seg&#250;n oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre#NU omite Padre. que me envi&#243;. 31Si yo testifico de m&#237; mismo, mi testimonio no es verdadero. 32Otro es el que testifica de m&#237;, y s&#233; que el testimonio que da de m&#237; es verdadero.</div><div class="p"> 33Vosotros hab&#233;is enviado mensajeros a Juan, y &#233;l ha testificado de la verdad. 34Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno, pero estas cosas digo para que vosotros se&#225;is salvos. 35&#201;l era una l&#225;mpara que ard&#237;a y alumbraba, pero vosotros quisisteis alegraros por un tiempo en su luz.</div><div class="p"> 36Pero yo tengo mayor testimonio que Juan; porque las obras que me dio el Padre para que yo las lleve a cabo, las mismas obras que yo#NU omite yo. hago testifican de m&#237;, de que el Padre me ha enviado. 37Y el Padre que me envi&#243;, &#233;l mismo ha testificado de m&#237;.#NU aquel ha testificado de m&#237;. Pero no hab&#233;is o&#237;do su voz jam&#225;s, ni hab&#233;is visto su apariencia. 38Y no ten&#233;is su palabra permaneciendo en vosotros, porque al que envi&#243; &#233;l, vosotros no cre&#233;is.</div><div class="p"> 39Investig&#225;is las Escrituras, porque vosotros pens&#225;is tener en ellas vida eterna; y ellas son las que testifican de m&#237;. 40Y no quer&#233;is venir a m&#237; para que teng&#225;is vida. 41Gloria de los hombres no recibo. 42Pero os conozco, que no ten&#233;is el amor de Dios en vosotros. 43Yo he venido en el nombre de mi Padre, y no me recib&#237;s; si otro viene en su propio nombre, a &#233;l lo recibir&#233;is. 44&#191;C&#243;mo pod&#233;is vosotros creer, cuando recib&#237;s gloria los unos de los otros, y no busc&#225;is la gloria que viene del &#250;nico Dios? 45No pens&#233;is que yo os acusar&#233; delante del Padre; hay quien os acusa, Mois&#233;s, en quien vosotros hab&#233;is puesto vuestra esperanza. 46Porque si creyerais a Mois&#233;s, me creer&#237;ais a m&#237;; porque de m&#237; escribi&#243; &#233;l. 47Pero si no cre&#233;is a sus escritos, &#191;c&#243;mo creer&#233;is a mis palabras?</div>
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Después de estas cosas hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En estos yacía una gran multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, que esperaban el movimiento del agua.
Porque un ángel de cuando en cuando descendía al estanque, y agitaba el agua. El primero, pues, en entrar después de la agitación del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera. Y había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años con su enfermedad. Cuando lo vio Jesús acostado, y cuando supo que ya llevaba mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Le contestó el enfermo: Señor, no tengo a nadie para que cuando el agua es agitada me meta en el estanque; y mientras voy yo, otro baja antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu camilla y anda. E inmediatamente quedó sano el hombre, y levantó su camilla y andaba. Y aquel día era sábado.
Entonces decían los judíos al que había sido sanado: Es sábado; no se te permite cargar tu camilla. Les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Levanta tu camilla y anda. Entonces le preguntaron: ¿Quién es el hombre que te dijo: Levanta tu camilla y anda?
Pero el que había sido sanado no sabía quién era; porque Jesús se había apartado calladamente, pues había mucha gente en el lugar. Después lo encontró Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor. Se fue el hombre, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que lo había sanado.

Y por eso perseguían a Jesús los judíos, y procuraban matarle, porque esas cosas hacía en sábado. Pero Jesús les contestó: Mi Padre hasta ahora trabaja; también yo trabajo. Por tanto, pues, tanto más procuraban los judíos matarle, porque no solo violaba el sábado, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios.

Contestó entonces Jesús y les dijo: En verdad, en verdad os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre. Porque todo lo que él hace, esto también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace. Y cosas mayores que estas le mostrará, para que vosotros os asombréis. Porque como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo a los que quiere les da vida. Porque ni siquiera el Padre juzga a nadie, sino que todo el juicio se lo ha dado al Hijo; para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que le envió.
En verdad, en verdad os digo que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de la muerte a la vida. En verdad os digo que viene la hora y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán. Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en sí mismo. Y también le dio autoridad de hacer juicio, porque es el Hijo del Hombre. No os asombréis de esto; porque viene la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz; y saldrán, los que hicieron lo bueno, a resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
No puedo yo hacer nada de mí mismo; según oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre que me envió. Si yo testifico de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Otro es el que testifica de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero.
Vosotros habéis enviado mensajeros a Juan, y él ha testificado de la verdad. Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno, pero estas cosas digo para que vosotros seáis salvos. Él era una lámpara que ardía y alumbraba, pero vosotros quisisteis alegraros por un tiempo en su luz.
Pero yo tengo mayor testimonio que Juan; porque las obras que me dio el Padre para que yo las lleve a cabo, las mismas obras que yo hago testifican de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió, él mismo ha testificado de mí. Pero no habéis oído su voz jamás, ni habéis visto su apariencia. Y no tenéis su palabra permaneciendo en vosotros, porque al que envió él, vosotros no creéis.
Investigáis las Escrituras, porque vosotros pensáis tener en ellas vida eterna; y ellas son las que testifican de mí. Y no queréis venir a mí para que tengáis vida. Gloria de los hombres no recibo. Pero os conozco, que no tenéis el amor de Dios en vosotros. Yo he venido en el nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a él lo recibiréis. ¿Cómo podéis vosotros creer, cuando recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os acusaré delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien vosotros habéis puesto vuestra esperanza. Porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí; porque de mí escribió él. Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?

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