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Deuteronomio 28:27-61

Deuteronomio 28:27-61 NBV

»El SEÑOR enviará sobre ti las úlceras y las plagas de Egipto: tumores, sarna y tiña para las que no hallarás remedio. Te enviará locura, ceguera, temor y pánico. Andarás a tientas al mediodía, de la manera que un ciego anda en la oscuridad. No prosperarás en nada de lo que hagas, serás oprimido y despojado continuamente, y nada podrá salvarte. »Tomarás mujer y otro dormirá con ella; edificarás casa y otro la habitará; plantarás viñas y otro comerá su fruto. Tus bueyes serán degollados delante de tus propios ojos, pero no podrás comer un bocado de su carne. Tus burros te serán arrebatados mientras miras y nadie te los devolverá. Tus ovejas serán entregadas a tus enemigos. ¡No habrá quien te proteja! Ante tu vista tus hijos e hijas serán llevados en esclavitud. Tu corazón se quebrantará de angustia al verlos, pero no podrás ayudarlos. Una nación extranjera de la cual ni siquiera has oído se comerá las cosechas que con tanto trabajo cultivaste. Estarás siempre oprimido y explotado. Te volverás loco por toda la tragedia que verás a tu alrededor. El SEÑOR te cubrirá de llagas incurables de la cabeza hasta los pies. »Cautivo te enviará el SEÑOR juntamente con el rey que elegiste, a una nación que ni tú ni tus antepasados tuvieron en cuenta, y mientras estés en el destierro, adorarás dioses de piedra y de madera. Serás motivo de horror y objeto de burla entre todas las naciones, porque el SEÑOR te desechará. »Sembrarás mucho pero cosecharás poco, porque las langostas se comerán tus cultivos. Plantarás viñedos y los cuidarás, pero no comerás las uvas ni beberás el vino porque el gusano destruirá las viñas. Los olivos crecerán por doquier, pero no habrá suficiente aceite para ungirte, porque los árboles dejarán caer el fruto antes de que haya madurado. Tus hijos e hijas serán raptados para ser vendidos como esclavos. La langosta destruirá tus árboles y tus viñas. Los extranjeros que vivan en medio del pueblo se enriquecerán cada vez más, mientras tú te haces cada vez mas pobre. Ellos te prestarán a ti, y tú no podrás prestarles a ellos ni un centavo. Ellos estarán a la cabeza y tú, en la cola. »Todas estas maldiciones te perseguirán hasta que seas destruido por haber rechazado la palabra del SEÑOR tu Dios. Todos estos horrores caerán sobre ti y tus descendientes como una advertencia. Serás esclavo de tus enemigos por no haber alabado a Dios con gozo y alegría por todo lo que él ha hecho por ti. El SEÑOR enviará a tus enemigos en tu contra, y tendrás hambre y sed; y estarás desnudo y tendrás necesidad de todas las cosas. Sobre tu cuello será colocado un yugo de hierro, hasta que seas destruido. »El SEÑOR traerá contra ti una nación distante que vuela con la rapidez del águila y cuyo idioma no entiendes, una nación de hombres fieros e iracundos que no tendrán misericordia de jóvenes ni de viejos. Comerán de lo que haya en tu casa hasta que se hayan agotado el ganado y las cosechas. Desaparecerá el grano, el vino nuevo, los cabritos y los corderos. Esa nación pondrá sitio a tus ciudades y derribará tus murallas altas, en las cuales confiaste creyendo que serían tu protección. Llegarás aun a comer la carne de tus hijos e hijas en los terribles días del sitio que está por delante. Los hombres más sensibles que moran contigo se endurecerán contra sus propios hermanos, contra sus padres, y contra sus esposas y contra los hijos que aún estén vivos. Se negarán a darles parte de la carne que están devorando —carne de sus propios hijos— porque estarán muertos de hambre en medio del sitio de tus ciudades. La mujer más tierna y delicada de tu pueblo, que no se habría atrevido a posar su pie desnudo en tierra, no querrá compartir su comida con el esposo que ama, ni con su hijo, ni con su hija. Esconderá de ellos la placenta y el bebé que acaba de nacer a fin de comérselo ella sola. Tan terrible será el hambre que habrá en el sitio y la terrible angustia causada por tus enemigos en tus puertas. »Si te niegas a obedecer todas las leyes escritas en este libro, rechazando la reverencia y la gloria que merece el nombre del SEÑOR tu Dios. El SEÑOR enviará plagas perpetuas sobre ti y tus hijos. Traerá sobre ti todas las enfermedades de Egipto que tanto temes, y asolarán la tierra, y eso no será todo: El SEÑOR traerá también sobre ti toda enfermedad y plaga existente, aun aquellas que no están mencionadas en este libro, hasta que hayas sido destruido.

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