1 CORINTIOS 13:2-13
1 CORINTIOS 13:2-13 TCB
Si tengo el don de profecía y conozco todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo toda la fe que logra trasladar montañas, pero no tengo amor sacrificial, nada soy. Si reparto todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor sacrificial, de nada me sirve. El amor sacrificial es paciente, es servicial; el amor sacrificial no es envidioso, ni orgulloso, ni arrogante; no hace nada incorrecto, no busca sus propios intereses, no se enoja fácilmente, no se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho, no se alegra con la injusticia, mas se complace con la verdad, todo lo perdona, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor sacrificial nunca caducará; mientras que la profecía cesará, las lenguas serán silenciadas y el conocimiento desaparecerá. Porque lo que conocemos y profetizamos parcialmente, es imperfecto, pero cuando llegue lo perfecto, lo que es imperfecto se acabará. Cuando era niño hablaba como niño, pensaba como niño y razonaba como niño; pero cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta, como un misterio, o un enigma, como una imagen en un espejo borroso, pero cuando llegue lo perfecto, veremos cara a cara. Ahora mi conocimiento es parcial, pero luego mi conocimiento será completo, conoceré a Dios íntimamente tal como Él me conoce a mí. Ahora permanecen estas tres cosas: la fe por identidad, la esperanza y el amor sacrificial, pero la más importante de todas es el amor sacrificial.
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