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Jeremías 23:1-20

Jeremías 23:1-20 NTV

»¡Qué aflicción les espera a los líderes de mi pueblo —los pastores de mis ovejas— porque han destruido y esparcido precisamente a las ovejas que debían cuidar!», dice el SEÑOR. Por lo tanto, esto dice el SEÑOR, Dios de Israel, a los pastores: «En vez de cuidar de mis ovejas y ponerlas a salvo, las han abandonado y las han llevado a la destrucción. Ahora, yo derramaré juicio sobre ustedes por la maldad que han hecho a mi rebaño; pero reuniré al remanente de mi rebaño de todos los países donde lo he expulsado. Volveré a traer a mis ovejas a su redil y serán fructíferas y crecerán en número. Entonces nombraré pastores responsables que cuidarán de ellas, y nunca más tendrán temor. Ni una sola se perderá ni se extraviará. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado! »Pues se acerca la hora —dice el SEÑOR—, cuando levantaré a un descendiente justo del linaje del rey David. Él será un rey que gobernará con sabiduría; hará lo justo y lo correcto por toda la tierra. Y su nombre será: “El SEÑOR es nuestra justicia”. En ese día Judá estará a salvo, e Israel vivirá seguro. »En ese día —dice el SEÑOR—, cuando la gente jure ya no dirá: “Tan cierto como que el SEÑOR vive, quien rescató al pueblo de Israel de la tierra de Egipto”. En cambio, dirán: “Tan cierto como que el SEÑOR vive, quien trajo a Israel de regreso a su propia tierra desde la tierra del norte y de todos los países a donde él los envió al destierro”. Entonces vivirán en su propia tierra». Mi corazón está destrozado debido a los falsos profetas, y me tiemblan los huesos. Me tambaleo como un borracho, como alguien dominado por el vino, debido a las santas palabras que el SEÑOR ha pronunciado contra ellos. Pues la tierra está llena de adulterio, y está bajo una maldición. La tierra está de luto; los pastos del desierto están resecos. Todos hacen lo malo y abusan del poder que tienen. «Aun los sacerdotes y los profetas son hombres malvados que no tienen a Dios. He visto sus hechos despreciables aquí mismo en mi propio templo —dice el SEÑOR—. Por lo tanto, los caminos que toman llegarán a ser resbaladizos. Serán perseguidos en la oscuridad y allí caerán. Pues traeré desastre sobre ellos en el tiempo señalado para su castigo. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado! »Vi que los profetas de Samaria eran tremendamente malvados, porque profetizaron en nombre de Baal y llevaron a mi pueblo Israel al pecado. ¡Pero ahora veo que los profetas de Jerusalén son aún peores! Cometen adulterio y les encanta la deshonestidad. Alientan a los que hacen lo malo para que ninguno se arrepienta de sus pecados. Estos profetas son tan perversos como lo fue la gente de Sodoma y Gomorra». Por lo tanto, esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales acerca de los profetas: «Los alimentaré con amargura y les daré veneno para beber. Pues es debido a los profetas de Jerusalén que se ha llenado esta tierra de maldad». Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales a su pueblo: «No escuchen a estos profetas cuando ellos les profeticen, llenándolos de esperanzas vanas. Todo lo que dicen son puros inventos. ¡No hablan de parte del SEÑOR! Siguen diciendo a los que desprecian mi palabra: “¡No se preocupen! ¡El SEÑOR dice que ustedes tendrán paz!”. Y a los que obstinadamente siguen sus propios deseos, los profetas les dicen: “¡No les sucederá nada malo!”. »¿Ha estado alguno de estos profetas en la presencia del SEÑOR para escuchar lo que en realidad dice? ¿Acaso alguno de ellos se ha interesado lo suficiente como para escuchar? ¡Miren! El enojo del SEÑOR estalla como una tormenta, como un torbellino que se arremolina sobre la cabeza de los perversos. El enojo del SEÑOR no disminuirá hasta que termine con todo lo que él tenía pensado. En los días futuros, ustedes entenderán todo esto con claridad.

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