No sigan el ejemplo de la gente pecadora del mundo. No sean como esa gente, porque esa gente no ama al Padre. Nada de lo que esa gente te ofrece viene del Padre, pues solo ofrece lo que es pecado. Me refiero a los malos deseos del cuerpo, como desear tener lo que agrada a los ojos y volverse orgulloso de las riquezas que se tienen.