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Eclesiastés 2:26
Nueva Versión Internacional - Español
En realidad, Dios da sabiduría, conocimientos y alegría a quien es de su agrado; en cambio, al pecador le impone la tarea de acumular más y más, para luego dárselo todo a quien es de su agrado. Y también esto es vanidad; ¡es correr tras el viento!
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Eclesiastés 2:24-25
Nada hay mejor para el hombre que comer, beber y llegar a disfrutar de sus afanes. He visto que también esto proviene de Dios, porque ¿quién puede comer y alegrarse, si no es por Dios?
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Eclesiastés 2:11
Luego observé todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas. Vi que todo era vanidad, un correr tras el viento, y que no había provecho bajo el sol.
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Eclesiastés 2:10
No negué a mis ojos ningún deseo ni privé a mi corazón de placer alguno. Mi corazón disfrutó de todos mis trabajos. ¡Solo eso saqué de tanto afanarme!
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Eclesiastés 2:13
Observé que es mejor la sabiduría que la insensatez, así como la luz es mejor que las tinieblas.
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Eclesiastés 2:14
El sabio tiene los ojos bien puestos, pero el necio anda a oscuras. Pero me di cuenta de que un mismo final espera a todos.
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Eclesiastés 2:21
pues hay quienes ponen a trabajar su sabiduría y sus conocimientos y experiencia, para luego entregarle todos sus bienes a quien jamás movió un dedo. ¡Y también esto es vanidad y una enorme desgracia!
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