1. Jesús triunfó sobre el Diablo

El fundamento de la autoridad del creyente reside en el triunfo de Jesús sobre Satanás.

Colosenses 2:15 afirma: «Y despojando a los poderes y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz».

La victoria de Jesús en la cruz despojó a Satanás de su poder y, mediante su resurrección, estableció su dominio sobre todas las fuerzas de las tinieblas (Mateo 28:18).

2. Jesús nos ha dado su autoridad

Jesús otorgó explícitamente a sus seguidores autoridad sobre el enemigo.

En Lucas 10:19, declaró: «Les doy autoridad para pisotear serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada les dañará».

Esta autoridad no se limita a los apóstoles, sino que se extiende a todos los que creen en Cristo (Marcos 16:17-18).

¡Permanezcamos firmes contra el diablo sentándonos EN CRISTO!

3. Puedes resistir al diablo

Los creyentes están llamados a resistir activamente los ataques de Satanás.

Santiago 4:7 nos instruye: «Sométanse, pues, a Dios. Resistan al diablo, y huirá de ustedes».

Esta resistencia es posible mediante la oración, la fe y la aplicación de la Palabra de Dios, como lo demostró Jesús cuando reprendió a Satanás con las Escrituras en el desierto (Mateo 4:1-11).

¡El diablo no puede obligarte a hacer nada!
¡Satanás solo tiene poder si se lo das!

Cuatro fuerzas en el universo:
- La voluntad de Dios
- La voluntad de Satanás
- La voluntad del hombre
- La ley natural

¡El diablo solo necesita dos movimientos para atraparte!

El primer movimiento es suyo (o de uno de sus secuaces)...
El segundo movimiento es tuyo (tú decides cómo responder).

Hay dos maneras principales en que Satanás se infiltra en la vida de los creyentes:

#1: Intrusión ilegal

Juan 10:10 NVI: El ladrón solo viene a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

#2: Intrusión legal

Efesios 4:27 – Y no den cabida al diablo.

2 Pedro 2:19: «Las personas son esclavas de aquello que las ha dominado».

Satanás entra en nuestras vidas por 7 PUERTAS ABIERTAS:

#1 Pecado Voluntario

Lucas 6:46 “¿Por qué me llamáis ‘Señor, Señor’, y no hacéis lo que os digo?”

#2 Falta de perdón

Mateo 18:35: «...Perdona de corazón a tu hermano.»

#3 Votos internos

Mateo 5:37 Que vuestro «sí» sea «sí» y vuestro «no» sea «no»; todo lo que vaya más allá de esto proviene del maligno.

#4 Juicios

Mateo 7:1-5: «No juzguéis, para que no seáis juzgados».

#5 Pecados Generacionales

Éxodo 20:5 No te inclinarás ante ellas ni les darás culto, porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.

#6 Lazos del Alma

1 Corintios 6:16-20 ¿No saben que el que se une con una prostituta es uno con ella en cuerpo? Porque se dice: «Los dos serán una sola carne». 17 Pero el que se une al Señor es uno con él en espíritu. 18 Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que el hombre comete están fuera de su cuerpo, pero quien peca sexualmente peca contra su propio cuerpo. 19 ¿No saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes, el cual han recibido de Dios? No se pertenecen a sí mismos; 20 fueron comprados por precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.

#7 Trauma Espiritual y Emocional

Salmo 34:18 El Señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los de espíritu abatido.

Estas puertas abiertas permiten que Satanás entre y afecte nuestras vidas con:

Miedo y rechazo
Inmoralidad sexual
Pesadumbre
Mentiras
Enfermedad
Ataduras
Orgullo

¡La BUENA NOTICIA es que podemos destruir las obras del diablo gracias a lo que hizo Jesús!

1 Juan 3:8: «Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo».

¿Quién manda aquí? ¡TÚ!
¡Puedes expulsar al enemigo y cerrar las puertas!

No puedes controlar el mundo que te rodea ni a las personas en tu vida (Dios tiene el control).
No puedes culpar a otros y convertirte en la víctima (Dios te ha hecho vencedor).
Puedes decidir quién vas a ser (Dios ha compartido su identidad y autoridad contigo).
Puedes determinar cómo vas a vivir (Dios te ha invitado a colaborar con Él).

¿Quién manda aquí? ¡TÚ!
Dios NO tomará el control; tienes que cederle el control de tu vida.