La ingratitud responde a dos características humanas:
1-Somos Merecidos:
El merecido exige siempre lo mejor y nunca es suficiente. Esa actitud orgullosa nos estorba cuando se trata de agredecer.
2-Somos Quejumbrosos:
Nos enfocamos en las desgracias, vemos siempre lo negativo y somos mezquinos para reconocer las bendiciones. A veces hasta que perdemos algo... lo valoramos.